Comer con base en una dieta balanceada y rica en nutrientes es beneficioso para toda persona, independientemente de su condición o la enfermedad que padezca.
En el caso concreto del Parkinson, no parece haber una vitamina, mineral u otro nutriente específico que tenga un valor terapéutico para evitar o curar la enfermedad.
Sin embargo, lo que sí está comprobado es que una dieta alta en proteína limita la eficacia de la levodopa, medicamento clásico para limitar los síntomas motores del Parkinson, ya que estimula la producción de dopamina en el cerebro.
Entre tanto, a pesar de algún optimismo inicial, el tocoferol (una forma de vitamina E) no retrasa la enfermedad de Parkinson, así lo concluye un estudio reciente apoyado por Instituto Nacional de Trastornos Neurológicos y Accidentes Cerebrovasculares (National Institute of Neurological Disorders and Stroke, NINDS).
El estudio, llamado DATATOP (Terapia Antioxidativa con Deprenil y Tocoferol para la Enfermedad de Parkinson) examinó en el curso de 5 años, los efectos del deprenil y la vitamina E en la enfermedad de Parkinson.
Si bien se encontró que el deprenil frenaba la progresión sintomática inicial de la enfermedad y retrasaba la necesidad de la levodopa, no hubo pruebas de beneficio terapéutico de la vitamina E.
El ejercicio ayuda a mejorar la movilidad
Debido a que los movimientos se ven afectados en la enfermedad de Parkinson, el ejercicio continuo ayuda a las personas a mejorar su movilidad, por eso los médicos prescriben terapia física o ejercicios de fortalecimiento muscular.
Aunque los ejercicios no detienen la progresión de la enfermedad, mejoran la fortaleza corporal y de esta manera la persona estará menos incapacitada.
Los ejercicios también mejoran el equilibrio, ayudando a algunas personas a superar los problemas al caminar y pueden fortalecer ciertos músculos de la garganta, para que puedan hablar y tragar mejor.
Aunque los programas de ejercicios estructurados ayudan a muchos pacientes, una actividad física más general, tal como caminar, practicar la agricultura, nadar, ejercicios calisténicos y el uso de máquinas de ejercicios también es beneficiosa.
Los ejercicios también mejoran el bienestar emocional de los pacientes de Parkinson dándoles un sentimiento de realización.
Beneficios de los grupos de apoyo
Uno de los aspectos más desmoralizantes del Parkinson es cómo cambia completamente el mundo de la persona diagnosticada con la enfermedad.
Generalmente, las rutinas diarias como socializar con amigos, gozar de relaciones familiares, ganarse la vida y hasta cuidar el hogar, se ven afectadas.
Confrontados con una vida muy diferente, los pacientes necesitan aliento para permanecer tan activos e involucrados como sea posible.
Según la Alianza de Cuidadores Familiares, (FCA por sus siglas en inglés ), por lo general, en las primeras etapas del Parkinson, es necesario brindar más apoyo emocional y no tantos cuidados físicos.
Es en este momento cuando los grupos de apoyo como Fundalianza cobran un valor especial para el paciente de Parkinson, sus familias y sus cuidadores.
Allí no solamente socializan con otras personas en su misma condición, sino que pueden hacer actividades que le ayudan a mejorar su movilidad y motricidad fina, como pintura, puntillismo, yoga y baile.
Es que ya existen estudios que demuestran, cada vez más, que las actividades físicas recreativas, como caminar, nadar, bailar, hacer yoga y practicar Tai Chi, pueden desempeñar un papel importante para las personas con Parkinson.
“Aunque no existen pruebas de que las actividades no médicas puedan influir en el avance de la enfermedad, la actividad física puede ayudar a controlar los síntomas y aumentar el disfrute de la vida, ya que le da al paciente la posibilidad de mantenerse activo, divertirse y aprender nuevas habilidades”, concluye enfáticamente la FCA.
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