Como ya lo reseñamos en este blog, en los dos artículos anteriores (Abril y mayo), la enfermedad de Parkinson se trata a base de medicamentos, que en la mayoría de los casos dan buenos resultados.
No obstante, en aquellos pacientes que no mejoran, se plantea como posibilidad la cirugía de estimulación cerebral profunda.
Fleni[1] explica que el objetivo de la intervención es la estimulación eléctrica de las estructuras cerebrales (núcleo subtalámico y globo pálido interno) que controlan el movimiento y las funciones musculares.
Consiste en la implantación de un dispositivo (especie de marcapasos) en el cerebro para controlar los síntomas, ya que produce una corriente eléctrica que regula la actividad cerebral.
Sin embargo, algunos especialistas consultados por Funadalianza, aclaran que la cirugía no es para cualquier paciente en cualquier momento de la evolución de la enfermedad y que existen criterios de inclusión muy claros para aquellos que podrían beneficiarse con esta técnica.
La operación
Para realizar el procedimiento se utiliza tecnología computarizada que permite seleccionar el área a tratar de manera submulimétrica, dice Mayo Clinic.
Precisa que durante la intervención quirúrgica el neurocirujano hace un análisis del registro cerebral y confirma que el electrodo implantado esté en el sitio apropiado, esto lo hace por medio de un análisis de la función de las neuronas en la profundidad del cerebro.
La cirugía se puede realizar bajo anestesia general o estando el paciente despierto y alerta. Si permanece despierto para la cirugía, le administrarán anestesia local para dormir el cuero cabelludo antes del procedimiento.
En la segunda parte de la cirugía, recurriendo a la anestesia general, el cirujano implanta la parte del dispositivo que contiene las baterías (generador de pulso) debajo de la piel del pecho, cerca de la clavícula.
Los cables de los electrodos del cerebro se colocan debajo de la piel y se guían hasta el generador de pulso que funciona con batería.
El generador se programa para que envíe pulsos eléctricos constantes al cerebro. El paciente controla el generador y puede encenderlo y apagarlo mediante un control remoto especial.
Según Fleni la principal ventaja de la estimulación cerebral profunda es la reversibilidad, ya que el neuro-estimulador se puede apagar en cualquier momento y se puede extraer si es necesario, aunque para esto se debe realizar una cirugía adicional.
También existe la posibilidad de modificar los parámetros de estimulación, sin necesidad de extraerlo.
Potencales beneficios
En los pacientes indicados, la estimulación cerebral profunda puede ofrecer períodos más prolongados de alivio de los síntomas motores como los temblores, la rigidez y movimientos lentos (bradisinesia).
También puede reducir la frecuencia y duración de los movimientos involuntarios anormales (discinesia), mejorando la calidad de vida del paciente.
En algunos casos, también se puede reducir la cantidad de medicación que el paciente con Parkinson debe tomar, precisan los expertos.
La cirugía es una contribución muy grande al mejoramiento de la calidad de vida del paciente, pero por sí sola no logra la totalidad del proceso, ya que el paciente deberá seguir siendo tratado con medicamentos, terapias, apoyo familiar y atendiendo las indicaciones médicas del grupo de especialistas: neurólogo, neurocirujano, fisiatra, psiquiatra, terapista físico, terapeuta ocupacional y fonoaudiólogo.
Los riesgos
Pese a que la estimulación cerebral profunda es mínimamente invasiva y se considera segura, cualquier tipo de cirugía tiene riesgo de complicaciones. Además, la cirugía por sí sola puede provocar efectos secundarios.
Como la estimulación cerebral profunda implica la creación de orificios pequeños en el cráneo para implantar los electrodos y para colocar debajo de la piel del tórax el dispositivo que contiene las baterías, se pueden presentar algunas de las siguientes complicaciones, según la Clínica Mayo:
Colocación incorrecta de la derivación, sangrado cerebral, accidente cerebrovascular, infección, problemas respiratorios, náuseas, problemas cardíacos, y convulsiones.
Posibles efectos secundarios
Los efectos secundarios asociados a la estimulación cerebral profunda pueden incluir: Convulsiones, infección, dolor de cabeza, desorientación, dificultad para concentrarse y accidente cerebrovascular.
Igualmente, se puede presentar sensación de entumecimiento u hormigueo, rigidez muscular en el rostro o el brazo, problemas en el habla, problemas de equilibrio, aturdimiento, problemas de la vista, como visión doble y cambios de humor indeseados, como enojo y depresión.
[1] Fleni es una organización sin fines de lucro creada en Argentina en 1959 por el Dr. Raúl Carrera
2 comentarios
Luz Marina Betancur Arango · 1 noviembre, 2020 a las 7:20 pm
No , en poder ser una paciente que pueda ser operada
Buscan la cura para el Parkinson - Fundalianza Parkinson Colombia · 30 septiembre, 2021 a las 7:00 am
[…] de los tratamientos actuales para el Parkinson, es una operación de cerebro llamada Estimulación Cerebral Profunda, que consiste en colocar electrodos en los ganglios basales ( en el cerebro) y conectarlos a un […]