Como lo mencionamos en el primer artículo, los distintos medicamentos para el Parkinson alivian los síntomas principales de la enfermedad, aunque no los desaparecen por completo.

En las primeras etapas de la enfermedad, a menudo los médicos inician el tratamiento con una o varias de las medicinas menos potentes – tales como anticolinérgicos o amantadinas -guardando el tratamiento más potente, específicamente con levodopa, para la época durante la cual los pacientes lo necesiten más.

Por ser de creciente interés, Fundalianza en esta ocasión, hace la referencia de otros de los medicamentos utilizados para contrarrestar los síntomas del Parkinson, específicamente hablamos de los agonistas y los precursores de la dopamina (Levodopa).

4. Medicamentos Agonistas

Los agonistas son medicamentos que se recetan para tratar los síntomas motores de la enfermedad de Parkinson.

Estimulan las partes del cerebro influidas por la dopamina. Es por decirlo, coloquialmente, que estos medicamentos  engañan al cerebro para que crea que está recibiendo la dopamina que necesita.

En otras palabras, mientras que la levodopa se convierte en dopamina en el cerebro, los agonistas imitan los efectos de la dopamina sin convertirse en ella. Este cuadro resume los principales medicamentos de este tipo, su uso y efectos secundarios:

En general, los agonistas no son tan potentes como la levodopa, por lo que son menos propensos a causar discinesias.

5. Precursores de dopamina (Levodopa)

La levodopa es la base esencial del tratamiento actual contra los síntomas del Parkinson. Explica Guía Salud que se trata de un producto químico simple hallado naturalmente en las plantas y en los animales. Las células nerviosas utilizan la levodopa para fabricar dopamina y suplir su decreciente producción  en el cerebro de los diagnosticados con Parkinson.

Científicos explican que la dopamina no puede administrarse directamente porque no cruza la barrera sanguínea-cerebral, la trama compleja de vasos sanguíneos finos y células que filtra la sangre que llega al cerebro.

Usualmente, los pacientes reciben levodopa combinada con carbidopa, que retrasa la conversión de levodopa a dopamina hasta que llega al cerebro, evitando o disminuyendo algunos de los efectos secundarios que acompañan a menudo al tratamiento con levodopa.

Introducida inicialmente en la década de 1960, la levodopa retrasa el inicio de los síntomas debilitantes y permite a la mayoría de las personas diagnosticadas con Parkinson – que de otra forma quedarían muy incapacitados – extender el tiempo en el que pueden llevar vidas relativamente normales y
productivas.

Aunque está probada como la medicina más eficaz para reducir los síntomas del Parkinson, no tiene el mismo efecto sobre todos los pacientes, explica el médico Carlos Muñoz Retana.

La levodopa responde mejor contra  la bradicinesia y la rigidez muscular, mientras que el temblor puede reducirse sólo marginalmente, en tanto que los problemas con el equilibrio y otros síntomas pueden no aliviarse en absoluto.

Las personas que han utilizado otros medicamentos antes de iniciar el tratamiento con levodopa pueden tener que reducir o eliminar esos medicamentos a fin de sentir el beneficio completo de la levodopa.

Una vez que comienza a administrarse la terapia con levodopa, las personas responden a menudo espectacularmente, pero pueden necesitar incrementar la dosis paulatinamente para obtener un beneficio máximo.

Debido a que una dieta rica en proteína puede interferir con la absorción de levodopa, algunos médicos recomiendan que los pacientes que toman este medicamento restrinjan el consumo de proteína durante las comidas.

Efectos secundarios de la levodopa

Los pacientes reciben un importante beneficio con el tratamiento de levodopa, por
unos 5-7 años, pero luego, según la Asociación Parkinson de Madrid (España) , aparecen complicaciones motoras derivadas del tratamiento:

    •    Fenómenos on/off (desaparición/aparición muy brusca de los síntomas propios del Parkinson).

    •    Off matutino: retardo en hacer efecto la primera dosis de mañana.

    •    Deterioro fin de dosis (wearing off): disminución del efecto de la medicación entre tomas.

    •    Discinesias (movimientos involuntarios anormales): que suelen aparecer durante el máximo efecto de la levodopa.

    •    Distonías fin de dosis (contracciones involuntarias y sostenidas de grupos musculares).

Es decir, aunque beneficiosa para miles de pacientes, la levodopa no carece de limitaciones y también tiene efectos secundarios o colaterales. Los más comunes son náuseas, vómitos, baja presión sanguínea, movimientos involuntarios e intranquilidad y en algunos casos puede generar confusión en el paciente.

La náusea y los vómitos ocasionados por la levodopa se reducen considerablemente con la combinación con carbidopa, que realza la eficacia de una dosis más baja.

Los movimientos involuntarios tales como los de sacudidas, asentir con la cabeza y movimientos bruscos, se observan más comúnmente en las personas que toman grandes dosis de levodopa por un tiempo prolongado. Estos movimientos pueden ser leves o severos y muy rápidos o muy lentos.

Con el uso a largo plazo de Levodopa, los pacientes pueden comenzar a observar
síntomas más pronunciados antes de su primera dosis de medicamento en la mañana
y sentirlos cuando cada dosis comienza a perder su efecto (espasmos musculares
son un efecto común). Los síntomas comienzan paulatinamente a volver.

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