El tema del trastorno del habla en las personas diagnosticadas con Parkinson ha venido ganando relevancia en los últimos años y despertando el interés científico, ya que detectarlo potencialmente puede ayudar al diagnóstico temprano de la enfermedad y tener implicaciones positivas en la calidad de vida de las personas.

Por tal razón, en esta ocasión Fundalianza, apoyándose en un artículo de la revista Ciencia Médica, comparte algunos elementos clave que se deben considerar al abordar este tema.

Dice la mencionada publicación científica que el trastorno se denomina disartria hipocinética o parkinsoniana y que alrededor del 90% de las personas con Parkinson lo presentan eventualmente en alguna fase de la enfermedad.

Este trastorno puede aparecer en cualquier etapa y por lo general empeora a medida que avanza la enfermedad. Afecta todos los procesos motores básicos: respiración, fonación, articulación, resonancia, prosodia y fluidez.

“Las dificultades en la comunicación se relacionan con los síntomas motores descritos anteriormente, principalmente la bradicinesia y la rigidez. Con la evolución de la enfermedad, todo el tracto aero-digestivo se ve afectado, alterándose también la deglución”, recalca la publicación.

Características de la disartria hipocinética

Los trastornos del habla asociados al Parkinson se caracterizan por presentar los síntomas en la voz, el habla y el lenguaje

En la voz se presenta, entre otras, aumento de la nasalidad, disfonía, ronquera; en cuanto al habla hay trastorno en la fluidez y velocidad y se presentan pausa involuntarias e inapropiadas, en cuanto al lenguaje hay escasa expresión facial para la comunicación.

Afecta la interacción social

Los cambios en la producción del habla pueden tener una influencia negativa en la interacción social, el bienestar psicológico y la calidad de vida de la persona diagnosticada con Parkinson

“La alteración prosódica y la falta de variación en la expresión facial en la EP pueden inducir a los oyentes a malinterpretar o dificultar la comprensión del mensaje, incluso sospechar erróneamente depresión o indiferencia del hablante”, recalca la publicación. Agrega que las dificultades articulatorias pueden llevar a confundir a los demás para que piensen que es una persona incompetente o poco inteligente.

Todo ello, afecta la participación comunicativa y en actividades de la persona con Parkinson, por eso, la disartria hipocinética puede asociarse con una disminución de la autoestima, timidez, vergüenza o frustración, “pudiendo ser uno de los síntomas que contribuyen al sentimiento de aislamiento social de estos pacientes”., dice la revista.

Explica la revista Ciencia Médica que la prosodia es la dimensión más afectada en etapas premotoras y tempranas, seguida de la articulación, en lo que se refiere a imprecisión consonántica.

“Además, según un estudio prospectivo de dos años de seguimiento de Rektorova et al, los síntomas prosódicos pueden predecir el rápido deterioro cognitivo y/o el empeoramiento del estado cognitivo en pacientes con EP leve-moderada sin depresión asociada”.

Bases anatomo-fisiológicas de los trastornos

Resalta la publicación científica que a pesar de que es común de que el trastorno del habla se encuentran entre los primeros síntomas del Parkinson y que afecta significativamente la capacidad de comunicación social y la calidad de vida de las personas, todavía se sabe muy poco acerca de sus mecanismos fisiopatológicos.

Esto se debe a que la producción del habla es un acto motor complejo que implica muchas estructuras que se mueven simultáneamente.

“A nivel cerebral, las redes articulatorias están compuestas por estructuras corticales y subcorticales que incluyen el giro frontal inferior, la corteza premotora, el área motora suplementaria, ínsula, la región orofacial de la corteza motora primaria, los ganglios basales, el tálamo y el cerebelo”, explica la a revista científica.

Según los científicos, la disartria hipocinética en la Enfermedad de Parkinson, se atribuye a la afectación subcortical que interrumpe las redes motoras de ganglios basales-tálamo-corteza para la programación y ejecución del habla.

Algunos estudios muestran activaciones anormales en las áreas motora orofacial primaria, motora suplementaria, premotora, prefrontal, ganglios basales y cerebelo durante la producción del habla parkinsoniana.

En cuanto a los mecanismos fisiopatológicos de la disartria hipocinética, todavía no se entienden completamente por lo que se siguen estudiando en la actualidad. Los síntomas del habla no tienen una correlación clara con la evolución de los síntomas motores, aunque sí con la progresión general de la enfermedad.

No obstante, el patrón específico de desarrollo de los síntomas del habla con la progresión de la enfermedad es todavía desconocido. En especial se asocian con algunos síntomas no dopaminérgicos de las etapas más avanzadas del Parkinson como el deterioro de la marcha y el equilibrio.

“Por tanto, se entiende que en los trastornos del habla hay más mecanismos implicados a parte de los dopaminérgicos. Incluso estudios recientes apuntan a que los mecanismos afectados son diferentes a los de los síntomas motores de las extremidades”, concluye la investigación científica de la revista Ciencia Médica.

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